miércoles, 29 de abril de 2009

Domingo entre semana

No más virus. No más amarillismo.
Pero hablemos de las consecuencias.
Hoy, como casi todos los días últimamente, me desperté y fui a jugar golf (por jugar me refiero a quedarme parado en un sólo punto, practicando mis tiros, ya que los campos están cerrados). La diferencia, llegué en 22 minutos, cuando por lo general me toma más de 45. En el camino pude observar una familia, los tres niños llevaban tapabocas, guantes y botas de "jardineritos", mientras los papás, venían vestidos muy frescos. Pasé por Sta. Fe, todo cerrado, la UIA, los restaurantes, en general había muy poco movimiento, eso sí, el Sam's Club, lleno, la gente sigue comprando víveres para comer en sus casas, o para huír de ellas.
Las familias que viven en el fraccionamiento, ausentes. Pocos se quedaron a trabajar, todos prefieren hacerlo desde sus casas o desde dónde puedan estar conectados con cualquier artefacto móvil.
Jugué.
De regreso, a la hora donde siempre encuentro grandes camiones amarillos, había espacio, dónde siempre hay amas de casa comprando...por comprar, había lugares de estacionamiento, dónde siempre hay adolescentes "de pinta" había locales vacíos, no me crean, salgan y vivan la ciudad más grande del mundo en total paranoia. Es increíble.
Creo que ya se esperan zombies o seres infectados con la piel deshecha y emitiendo rugidos, porque varios locales comerciales decidieron cerrar sus puertas a las 6pm, claro, estas criaturas serán nocturnas. Tal vez estén mejor enterados que yo.
¿Caos? sería cerrar los supermercados y las gasolinerías. Sólo puedo imaginar ese desastre.
Que lástima que no hay a dónde ir, porque es el momento ideal para salir a esos lugares a los que ya no vamos porque están muy lejos. El que no lleve puesto un tapabocas en un ser irresponsable, casi suicida. ¡Cuidado con el virus que mata gente pero no atraviesa la tela de un cubrebocas!
Salgan, estorunden a gusto, no se aguanten la tos, suden si les da calor y lávense las manos.
¿Quién quiere venir a pasear conmigo? ¿O qué? ¿Les da miedo?
Es una oportunidad única que me atrevo a decir que nunca volveremos a ver, y todos están encerrados en sus casas, colocando toallas bajo las puertas, reabasteciendo alacenas y mirando las calles vacías que invitan a salir.

martes, 28 de abril de 2009

"What really grinds my gears" o mis cosas menos favoritas:

1. Los doblajes, ya sea en TV o películas, no me trates de convencer, los artistillas mexicanos nunca estarán al nivel de Mike Myers o Jack Black, por mencionar algunos. Si quisiera escuchar humor "mexicanizado", vería el canal 2, y no, no lo hago.

2. Morder las semillitas del limón. ¿Te ha pasado? ¿Te has dado cuenta cuanto te dura el sabor amargo después del incidente?

3. La rotez. Si no hay lana, no hay, se acabó, no hay que pedir prestado cuando ya se pidió la cuenta.

4. Mi coche cuando hace calor. Ni sirve el aire acondicionado, ni baja la ventana del conductor.
4a. Mi coche cuando llueve. Por lo mismo que no funciona la ventana izquierda, se le mete el agua.

5. Llegar al 14 o 29 del mes con 100 varos.

6. Que la gente use mi encendedor para jugar, o que se lo embolsen. A todos nos pasa, pero igual me molesta.

7. Cuando alguien usa mi servilleta. ¡Carajo! siempre hay más, y si no, se piden.

8. La impuntualidad y/o el plantón. ¿Se te hace tarde? ¿Por qué no intentas salir 15 minutos antes? ¿No llegas? Tan fácil como una llamada de ese aparatito que se llama celular (no, no se llama Sony Ericsson).

9. No saber cómo se dice algo, o que se me olvide la palabra correcta, o, peor aún, usar la equivocada.

10. Que la Fórmula 1 sea a las 3 o a las 7am los domingos y tener que verlo (la verdad es que no me despierto) repetido en el canal 4 narrado por Chacho Medina que no sabe diferenciar entre coequiperos, además que nunca se calla cuando sacan al aire la comunicación del equipo y luego dice: No entendí lo que decían.

11. Los lavabos cortitos. No me caben las manos.

Paracaídas

Un catarrito pedorro (gracias flaca) no me asusta. Me inyectaría al primer síntoma, no me dan miedo las agujas.
Pero 5.7 grados en la escala de Richter hacen que se me paralice el cuerpo, que me suden las manos y que fluya adrenalina por mi cuerpo, sé que al primer sonido corro, pero, ¿Hacia dónde? Vivo en un sexto piso, no es la Torre Mayor, entiendo, pero igual, las probabilidades no me favorecen. ¿Dejarías todo y correrías? Estamos hablando de un hogar de una o más personas. ¡Qué fuerte!, he soñado con esa devastadora imagen deseando que nunca se haga realidad.
¿Existen paracaídas, para caídas tan cortas?

El Tapabocas, nuevo accesorio de moda.


La realidad es que nunca antes había visto algo así. Me tardé, mmm, no sé, ¿seis días? en tocar el tema de moda. No hay donde ir a estudiar (si fuera estudiante, lo agradecería) no hay donde ir a comer (por suerte, sé cocinar), no hay cines (por suerte, tengo un DVD player), no hay cafés abiertos (lo bueno es que como buena mega-franquicia, Starbucks vende el café y después te pide amablemente que te retires con tu triple mocha caramel light deslactosado...blah blah blah a donde quieras, menos ahí) y así, puedo seguir, una ciudad como la de México (y su área metropolitana) es imposible de contener. Ya sean 15, o 20 millones de habitantes en constante movimiento, se están haciendo a la idea de que si no se hubieran gastado hasta lo del aguinaldo 2009 en semana santa, podrían estar haciendo nuevos planes vacacionales. ¡Malditas aerolíneas que subieron sus precios en cuanto se suspendieron las clases!
Si todo fuera tan sencillo como usar un tapabocas y no saludar de mano (o beso, o arrimón, o cualquier tipo de contacto), el virus ya habría desaparecido. ¿O no?
Entonces, en realidad, lo que "el sistema" ("the man") quiere, es que suspendamos toda comunicación social y dejarle el trabajo de decirnos cuando podemos salir de casa a la prensa. No soy un hombre de "conspiracy theories" pero me salió muy natural esto. En fin, sigo en casa (ni oficina tengo, en realidad), con mi café comprado en Starbucks, sin poder ir al cine, sin poder saludar a nadie sin que primero me vean a los ojos y comprueben que ni los tengo irritados ni estoy cubierto por gotitas de sudor por la calentura, tampoco puedo ir a comer a mi restaurante favorito (o a cualquier otro, en todo caso), ni jugar golf. Sí, "cerraron" un campo de golf...¿Pueden evitar que el virus circule sobre los fairways evitando que pase gente por ahí? Hay pocas cosas que quedan por hacer. Una de ellas es bloggear, fbookear y todo eso que regularmente dejamos como última opción.

Lo que no hay que leer