lunes, 18 de mayo de 2009

Termo-status


Es dificilísimo estar de acuerdo en todo, con todos los demás. Por todos los demás me refiero al menos, a las personas que estén ahí, en ese momento. Hay varias situaciones en las que nadie puede negar que lo está disfrutando, de esas por las que no hemos perdido la capacidad de asombro: Un espectáculo de fuegos artificiales o un bonito atardecer, por ejemplo. No hay vez que he presenciado uno de éstos sin que alguien suelte un suspiro o un jadeo de asombro.
Entonces nos encontramos con lo controversial, temas de esos que por lo general provocan una discusión -a veces interesante, a veces, no tanto- y podemos ejemplificar utilizando: la política, el fútbol y demás deportes.
Pero hay una discusión en particular, que en mi caso, es imposible de resolver, ya que se trata de simple y llana apreciación humana. El clima. A nadie hace feliz.
Cuando brilla el sol, y no hay nubes en el cielo, alguien tendrá calor, tanto, que se quejará. Y así, para que sigo dando ejemplos...
La verdad es que a mí me ha dado frío (de chocar dientes y palidecer) en tan pocas ocasiones, que me acuerdo de cada una de ellas. Si contamos que tres de ellas coincidieron con las tres veces en mi vida que me ha dado fiebre, estamos descontando el 45 por ciento. En fin. Vivo en una ciudad con un clima privilegiado, lástima que no esté preparada para ningún extremo, es decir, no hay cultura del clima -tampoco- y esto hace más difícil vivir el día a día y provoca que al comenzar el día, sea la primera queja de casi todos a los que conozco.
¡Qué calor! cuando estamos a 24 grados centígrados.
¡Qué frío! cuando el termómetro baja a 15.
Chale, y entonces ¿No han estado en Canadá en invierno, o peor aún, en verano? Eso es un clima extremo. Julio: 38 grados con humedad de 65 por ciento, enero: -22 grados centígrados con vientos de 50 kilómetros por hora. Para que se sigan quejando, chilangos.

Me pone de mal humor la gente que cuando apenas estamos a menos de 15°, sacan la bufanda, el abrigo, el gorro y las orejeras... ¡Qué maricas! El clima ha cambiado mucho, me voy a cagar de risa cuando las temperaturas mínimas estén en -5° en el valle de México. A ver que se usan entonces. Una buena chamarra, una cobija -con o sin orejas- y una buena película, hace que se uno se olvide que los pingüinos están cada vez más cerca.
La lluvia, no tiene remedio, el problema es que el cerebro de casi todos en esta ciudad es soluble al agua...y la ciudad misma no ayuda. Si manejas, se inunda, si caminas, también...uno nunca sabe cuando se va a venir abajo la ladera que sotiene la casa, cuando caerá un alud de lodo, o cuando empezará a llover de abajo hacia arriba.
El calor, es más problemático, ya que, a diferencia del frío, destaparse no es la solución, el calor igual se siente. ¿Aire acondicionado? No, no hay. Es impresionante como los más grandes y sofisticados edificios empresariales, centros comerciales y demás construcciones nuevas no lo tengan, o peor aún, no lo enciendan. Cuando la temperatura está a 30° en el exterior, es necesario tener circulación de aire fresco, por que entre los rayos del sol, el calor humano y la necedad, la temperatura se siente como de 40°. Igual sucede con el pavimento y entre los microbuses, vaya que se siente más calientito.
Sigo insistiendo, el raro soy yo, o más bien comienzo a creer que soy conformista. Si hace calor, sudo, y ya, eso es el worst case scenario.
Si hace frío, me tapo...se acabó, quejarme todo el día al respecto, no va a cambiar el clima, ¿O qué? ¿Les ha funcionado? Considero una táctica absurda y desesperada buscar el apapacho por medio del clima.
Hoy estamos a 17 grados centígrados, con cielo nublado y posibilidad de lluvia en cualquier momento. Deal with it. Una queja más en el status y golpeo sin preguntar.

2 comentarios:

  1. Ninguna queja, ni aquí, ni en el status. Al contrario... ¡Bendito clima! Con la ardida que traigo, me cayó de 10.

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  2. El problema con la lluvia es que la pendejes es efervecente.

    Cuando voy a Chicago en febrero normalmente regreso y estoy como 2 o 3 semanas con manga corta y toda la cosa mientras que todo mundo trae veinte chamarras y bufanda y todo, y yo solo pienso: No inventen, no estamos ni a cero grados, si supieran lo que estar a -25 con el aire congelandote la nariz... literalmente.

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